La administración pública como dinamizadora del ecosistema de Innovación Abierta

Como te explicamos en el post anterior, el futuro de las grandes compañías depende de su capacidad para innovar. Y más en concreto, de su habilidad para gestionar un portafolio de innovación balanceado que le permita reducir el riesgo inherente a las acciones innovadoras, explorar nuevas alternativas y, al mismo tiempo, consolidar su actual modelo de negocio.

Sin embargo, es necesario entender que una empresa no puede concentrar toda la innovación. Sus trabas burocráticas y resistencia al cambio son una barrera para el desarrollo de innovaciones disruptivas y la exploración de mercados aún inmaduros. Hoy en día, esa innovación está cada vez más liderada por las startups, que son lo suficientemente ágiles y temerarias para aprovechar los avances tecnológicos y crear proyectos transformacionales que transgredan los paradigmas existentes. Pero esto no sería posible sin el acceso a capital, redes establecidas y los conocimientos del mercado que poseen las grandes corporaciones.

Aquí radica la importancia de contar con un ecosistema de Innovación Abierta —concepto acuñado en 2003 por el teórico estadounidense Henry Chesbrough— donde compañías, emprendedores, universidades y centros de investigación puedan trabajar juntos en la búsqueda de soluciones a los complejos retos de su entorno.

 El caso de Alcobendas

Con una facturación total que superó los 77.000 millones en 2019 y 15 grandes empresas en apenas 45 kilómetros cuadrados, Alcobendas es una de las ciudades españolas con mayor crecimiento corporativo. Y un ecosistema ideal para el desarrollo de sinergias.

Pero aún en condiciones privilegiadas, establecer colaboraciones no es una tarea fácil: Se necesita contar con una sólida cultura innovadora donde todos los agentes del ecosistema conozcan sus limitaciones y beneficios y estén dispuestos a buscar soluciones conjuntas.

En este esquema el rol de la administración pública es clave. “El primer reto es hablar de Innovación Abierta con las corporaciones. Formar a sus ejecutivos y enseñarles cómo trabajar con las startups. La innovación que aportan los emprendedores es fundamental en el actual panorama de disrupción tecnológica. Y la misión de las entidades públicas es dinamizar y acelerar la colaboración entre ambas partes”, asegura Roberto Fraile, concejal de Innovación, Transformación Digital y Desarrollo Económico de Alcobendas. ¿Cómo lo hacen? Dotando de recursos a los diferentes actores: Ofertas de financiación, instalaciones de trabajo, talleres de formación e iniciativas de incubación y aceleración, entre otros; e impulsando la creación de espacios de Innovación Abierta que desencadenen en proyectos concretos y generen empleo.

Startup Alcobendas API es uno de ellos. La plataforma multisectorial y colaborativa, financiada por el Ayuntamiento, ofrece a las Corporates de la ciudad y a las startups nacionales e internacionales más punteras, la oportunidad de converger en un entorno único de cooperación, a través de un programa de acompañamiento comercial. En menos de un año, ya forman parte del ecosistema más de 150 startups y 17 grandes corporaciones. Y aunque Roberto Fraile está satisfecho con la actual captación, adelanta que seguirán trabajando para incorporar más empresas, aumentar el número de pilotos y recuperar los servicios de aceleración para las startups que sean seleccionadas en las convocatorias API.

Un beneficio para la ciudad

La administración pública no solo actúa como dinamizadora e impulsora de sinergias. También es la receptora de esos cambios tecnológicos y la encargada de ponerlos a disposición de la ciudadanía. A medida que los retos sociales avanzan y se reclaman cambios más profundos, esa responsabilidad seguirá aumentando.

Así, las entidades que consigan ejercer este rol de forma exitosa generarán un retorno indirecto del valor creado en sus propias estructuras y alzarán a sus comunidades como referentes de innovación y emprendimiento, dejándolas un paso más cerca de convertirse en ciudades inteligentes.

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